Para muchos estudiantes, las obligaciones escolares no terminan al atravesar la puerta de salida. Los deberes y los ejercicios para la casa son una de las dinámicas más comunes del ámbito académico, pero que a la vez abren un debate entre los expertos sobre la conveniencia de esta estrategia.

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Desde 1956, en Francia los deberes para la casa no están permitidos, en Bélgica se implementó la medida bastante tiempo después en 2001. Los sistemas educativos de estos países definieron que sus alumnos no llevarían tareas a la casa. Hace algunos años, iniciativas como la que surgió en España en 2016 puso en la mira las obligaciones escolares fuera de la institución.

Un análisis del diario El País actualizó el debate sobre las horas académicas extras en el ámbito doméstico y cómo podrían tener consecuencias en los vínculos familiares, la sobrecarga de trabajo y la desmotivación para estudiar en los menores.

Un tiempo para actividades recreativas

Susana Ogea, maestra de Primaria del colegio UFIL Sierra Palomeras de Madrid, explicó al medio citado los efectos que tienen los deberes domésticos tanto en los adultos como en los más pequeños: "Los padres tienen su jornada laboral y cuando llegan a casa no deberían de hacer de profesores, porque se crean tensiones innecesarias. Además, los niños ya tienen cada día las suficientes horas de estudio". Para la experta la salida de clase tendría que ser un momento de recreación. "Deberían poder hacer otro tipo de actividades como deporte, jugar o ir al parque, si no se pueden agobiar y perder el interés por estudiar", agregó.

El límite de edad las tareas para la casa

Para Juan Antonio Planas, presidente honorífico de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España, existe un límite de edad donde los niños no deberían hacer los deberes en casa. "Indudablemente, en la etapa de Educación Infantil (de 3 a 6 años) es recomendable que el niño no tenga que hacer ningún trabajo extra en casa, así como durante los primeros cursos de primaria (de 6 a 10 años)”, afirma el experto.

A medida que el menor cursa los últimos años de primaria, puede incluirse algún extra para realizar tras la jornada escolar, pero con determinadas características. “Habría que limitarlo a un trabajo que no sea repetitivo, que fomente la capacidad de investigación y que sea complementario al que se realiza en el centro educativo, por ejemplo, observar la naturaleza”, destaca el especialista en educación infantil.

Otras condiciones a tener en cuenta

El experto advierte que lo conveniente es que el alumno haga las tareas en la escuela , pero es posible asignar algunas actividades para el hogar, aunque con restricciones de tiempo, ya que no debe implicar que el joven "tenga que superar las dos horas diarias de dedicación en casa”, aconseja el experto.

La experta repara en la importancia de que las autoridades académicas tengan claro cuál es el objetivo de que los niños hagan deberes en casa. “En muchos casos se manda la tarea para que se lleve al colegio bien hecha y corregida, pero entonces el profesor no puede saber si se aprendió el contenido. Debería de darse autonomía al alumno y explicarle en el colegio lo que no hace bien de la tarea”, concluyó la experta.